Los zapatos y las mujeres: un amor eterno

Con el paso de los años, la moda ha cambiado, al igual que las formas de comprar. Si hasta hace poco tiempo, la incursión de una mujer en las zapaterías era algo entre una cita habitual y un ritual, hoy en día basta con echar un vistazo a la web donde se encuentran varias marcas de diseñadores.

Si los métodos de compra han cambiado, lo que no ha variado en absoluto es la pasión de las mujeres por los zapatos.

No es de extrañar, dado que, gracias a esta pasión, los estadounidenses han acuñado incluso el término “shoeaholics”, que el Urban Dictionary traduce como “persona que posee más de 60 pares de zapatos”.

Por tanto, surge la pregunta: ¿Por qué las mujeres aman tanto los zapatos? ¿Qué hay en el origen de esta pasión?

Madame de Pompadour, la amante más célebre de Luis XV, creó estilo con los llamados “tacones Pompadour”

He aquí cinco posibles explicaciones que probablemente no conozcas

1. Caminar con zapatos significa tomar posesión de la tierra

En este sentido, el zapato representaría, una especie de raíz o conexión simbólica con la tierra y estaría, en consecuencia, estrechamente relacionado con el concepto de independencia.

No hay que ir muy lejos para centrarse en el particular significado cultural que este concepto puede tener en el contexto de la historia femenina.  No es casualidad que sea precisamente un zapato rojo de tacón el elegido como símbolo del “Día contra la violencia hacia las mujeres”.

2. Los zapatos representarían una proyección y una extensión de nosotros mismos

El tacón, especialmente, tiene un reflejo en el aumento de la confianza en sí mismo de quien lo luce. Prueba de ello es el hecho de que muchas mujeres no usan tacones, pero los siguen comprando.

3. La relación de identificación entre una mujer y su zapato es también un hecho en varias culturas

¿Una prueba? Piensa en Cenicienta, que al final es elegida por el príncipe porque es la única que puede llevar la famosa zapatilla de cristal. En un país muy alejado de la Francia de Perrault, es decir, China, en el pasado un hombre podía anular un compromiso enviando a su prometida un zapato que ella no podía usar.

En China, además, el término “zapato” se expresa con un ideograma cuyo significado es “confianza mutua”. Más al oeste, algunas antiguas tradiciones franco-británicas preveían que el padre de la novia regalara al novio un zapato de la prometida y que este golpeara ligeramente el tacón en la cabeza de su futura esposa en señal de propiedad.

4. El zapato representaría por excelencia el símbolo del erotismo femenino

Según la tradición psicoanalítica, llevar el zapato, activa y despierta simbólicamente el potencial sexual de la mujer.

5. Alusión al hecho de que somos “únicos” y diferentes unos de otros

Por último, y sin ir muy lejos, basta con echar un vistazo en Internet para darse cuenta de otro aspecto, muy evidente: lo primero que salta a la vista es la extrema variedad de estilos que se ofrecen. Y, de hecho, quizá sea este uno de los mayores poderes de atracción del zapato.

Un potencial que tal vez sea aún más fuerte hoy que ayer. De hecho, en un contexto en el que la gente adopta estilos cada vez más informales y desestructurados, los accesorios (sobre todo los zapatos) son cada vez más importantes.

Zapatos, una pasión: descubre por qué son el deseo de toda mujer

Objeto de deseo y arma de seducción irrenunciable: a partir de Cenicienta, son el cofre del tesoro en el que se encierran preciosas extremidades. El amor que las mujeres sienten por los zapatos se remonta a la noche de los tiempos, tiene sus raíces en el inconsciente y es el medio por el que enviamos mensajes a quienes nos rodean.

Atención a los pies

Nuestras extremidades no solo nos mantienen anclados al suelo y nos proporcionan la movilidad que necesitamos para descubrir el mundo, sino que también son un instrumento de seducción, a través del cual, inconscientemente, podemos llegar a elegir una pareja.

Según Freud, el pie es una zona erógena por la riqueza de las terminaciones nerviosas por las que está atravesado, y por ello a veces se convierte en objeto de atención maliciosa, y rozando el fetichismo.

No olvidemos que incluso el roce sutil de los pies de alguien, el llamado “piecito”, es un mensaje inequívoco de intimidad puesto en marcha cuando queremos cortejar a una persona por la que nos sentimos atraídos: ¡discreto, pero eficaz!

Arma de seducción

El calzado, que protege el pie y lo contiene, no puede dejar de ser a su vez un símbolo con valor erótico. Una de las características más apreciadas de las extremidades de las mujeres es su tamaño: cuanto más pequeñas son (y, por tanto, femeninas), más atractivas, razón por la cual la Cenicienta del cuento tenía un pie diminuto, en contraposición a sus hermanastras que lo tenían grande y desgarbado.

Los zapatos y los pies tienen una gran importancia en todas las culturas del mundo

En la China imperial era costumbre vendar fuertemente los pies de las niñas para mantenerlos pequeños, hasta el punto de deformar los huesos, causando graves problemas para caminar, así como úlceras e infecciones.

En la cultura norteafricana, la importancia de los pies se ve subrayada por la costumbre de decorarlos tanto como las manos, con intrincados diseños de henna, mientras que el acto de lavarse los pies era antiguamente un gesto de devoción y sumisión.

Los zapatos, objeto de deseo

El calzado permite a toda mujer transformarse con un simple gesto. Llevar un escote o una sandalia con tacos permite cambiar la silueta de inmediato: además de estilizar la figura y alargar las piernas. El tacón nos hace contraer los músculos modificando su forma y hace que nuestros glúteos se endurezcan, haciendo que se vea más sensual.

Caminar también es diferente cuando se llevan tacones: la marcha es más flexible y los movimientos de la pelvis se convierten en un atractivo especial para los hombres que nos observan.

Sensualidad de los gestos

Los pies y los zapatos también son perfectos para transmitir otros mensajes de seducción. Quitarse los zapatos, por ejemplo, es un gesto que en nuestra cultura recuerda inmediatamente la esfera más íntima y reservada de una persona, hasta el punto de que, si se hace en público, se considera una falta de respeto.

En el norte de Europa, por el contrario, es un gesto natural que también significa respeto por el anfitrión, porque preserva la limpieza del suelo y del entorno doméstico.

La alegría de ser propietario

Comprar un par de zapatos es un momento de autogratificación que puede levantar el ánimo y mejorar la autoestima. Un accesorio elegante y bien hecho es una forma perfecta de realzar la imagen y llamar la atención, sin que el cuerpo sea demasiado protagonista. Los zapatos también pueden convertirse en un objeto de compensación, capaz de llenar el vacío interior causado por alguna pérdida.

Por eso, tener el zapato adecuado para cada ocasión lleva a muchos de nosotros a coleccionar decenas de ellos o a poseer un gran número, a menudo más de los que realmente necesitamos. Un deseo que puede convertirse en una auténtica obsesión: no es casualidad que el término “shoesaholic” se haya acuñado en Estados Unidos para indicar una auténtica adicción.

Un lugar de honor

El armario de los zapatos, ¡adiós! Si antes los zapatos se guardaban en estos armarios, considerados de segunda clase y, por tanto, normalmente relegados a los rincones y tratados con distancia y reserva, hoy en día poseer un gran armario zapatero es un auténtico símbolo de estatus.

El armario abierto no solo es súper práctico para guardar los zapatos, sino también para lucirlos y compartir el precioso contenido en las redes sociales con amigos y seguidores.

Dime qué zapato llevas y te diré quién eres

La elección del calzado puede revelar mucho sobre nuestro carácter. Según algunos estudios, por ejemplo, las personas que siempre llevan zapatos con tacones muy altos, marcas de diseño y formas inusuales y vistosas podrían tener un carácter imaginativo y rebelde, pero también podrían esconder un miedo a la soledad.

De nuevo, un zapato con una cuña alta y maciza indicaría agresividad y deseo de dominar, mientras que los zapatos abiertos en la punta revelan alegría y extroversión. Por último, los portadores de una bailarina denotan personas estables y seguras de sí mismas, mientras que los portadores de un zapato entrenador o deportivo suelen ser pragmáticos, realistas y francos.

¡Te sientes identificada con algún aspecto de este artículo! ¿Eres de las que gusta de tener un par de zapatos para cada ocasión y de todos los colores a juego con tus otros accesorios? ¡Coméntanos tu experiencia!

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