Un mini ecosistema es una forma práctica de tener un jardín en un espacio reducido.
Un ecosistema es, en palabras simples, un espacio o hábitat que es ocupado por un conjunto de organismos vivos que interactúan entre sí, y con el medio ambiente, en un ciclo constante.
Evidentemente, la palabra ecosistema no se refiere al espacio físico, en realidad, sino a la comunidad que habita en dicho espacio, la relación que tienen entre sí y las condiciones particulares del mismo, como por ejemplo, el clima o la humedad.
Cuando hablamos de crear un mini ecosistema, o un terrario de botella, estamos refiriéndonos a recrear esta relación que existe de forma espontánea en la naturaleza y trasladarla a un pequeño espacio, con el fin de lograr que la vida en su interior sea sustentable.
¿Qué es un ecosistema natural?
Una vez que hemos comprendido el concepto general, podemos hablar de lo que es un ecosistema natural.
En este caso hablamos de un espacio que se ha formado de manera espontánea y se mantiene alejado de la intervención del ser humano. Allí, los elementos interactúan respetando un equilibrio en el que funciona el ciclo de la vida en su totalidad.
Allí, se dan períodos de estabilidad, azotados por algunos cambios que lo llevan a su eventual evolución y búsqueda del equilibrio.
¿Por qué crear un mini ecosistema?
Las razones para realizar esta actividad son muchas. Evidentemente, la primera que vendrá tu mente será el valor educativo que tiene.
Crear un pequeño ecosistema permite observar el proceso de crecimiento de las plantas, el ciclo de la lluvia y el comportamiento de un espacio natural, dese muy cerca. Pero también existen otros motivos para embarcarse en esta aventura.
Un pequeño jardín
Los pequeños ecosistemas resultan una opción muy práctica hoy en día para quienes viven en espacios reducidos y con rutinas apretadas, y no tienen oportunidad de tener un jardín o mantener plantas que requieran de cuidados.
Los pequeños terrarios se mantienen prácticamente solos, funcionando de la misma forma que en la naturaleza libre.
Un bonito regalo
Hoy en día, un mini ecosistema resulta un bonito y original regalo, especialmente si lo has realizado tú mismo, eligiendo cuidadosamente las pequeñas plantas que colocas dentro del mismo.
Además, no podemos dejar de lado lo relajante que resulta observar el maravilloso funcionamiento de este jardín en miniatura.
¿Cómo lograr crear un mini ecosistema?
Existen algunas formas sencillas para lograr un ecosistema, y una de ellas es precisamente, dentro de una botella de vidrio. Esta actividad es divertida y relajante, así que te invitamos a buscar los materiales y prepararte para dejarte envolver por la calma de la naturaleza.
¿Qué necesitarás?
Lo primero que debes hacer es recolectar los materiales, nada difícil.
- Una botella de vidrio, preferiblemente de boca ancha, y eso sí, con su tapa.
- Tierra abonada.
- Musgo.
- Semillas de pasto (opcional)
- Plantas de hojas pequeñas (opcional)
- Carbón activo, piedras y bolitas de arcilla.
- Rociador con agua limpia.
Primer paso, carbón y piedras
Coloca en el fondo de la botella el carbón, las piedras y la arcilla, esto actuará como sistema de drenaje y mantendrán la tierra fresca.
Segundo paso, la tierra
Dependiendo del tamaño de tu frasco, coloca una buena cantidad de tierra, de manera que queden bien cubiertas las piedras y las raíces de tus plantas tengas suficiente espacio para expandirse.
Presiona un poco, pero no la compactes.
¡Es hora de sembrar!
Coloca las semillas, si tienes, y cúbrelas con un poco más de tierra. Ahora coloca el musgo y las plantas, con suavidad. No hace falta que las entierres, ellas mismas buscarán adherirse a la tierra.
Puedes usar un palillo de madera largo o unas pinzas para hacerlo. Una recomendación es que las hojas de las plantas no estén en contacto con el vidrio y que dejes un espacio suficiente entre unas y otras.
Un toque de lluvia
Es momento de usar el rociador. Una vez que tengas armado tu pequeño ecosistema, dale un par de regadas con el rociador. No demasiado, recuerda que la idea es solo humedecerlo un poco.
Luego coloca la tapa de forma que quede cerrado herméticamente. Busca un lugar cerca de una ventana donde tu jardín pueda recibir luz del sol, pero con un ambiente fresco a su alrededor. ¡Obsérvalo crecer!
¿Mucha condensación?
Algunas veces podrás encontrar que tu jardín está muy nublado. Lo que debes hacer en estos casos es mover tu jardín a un lugar donde reciba un poco menos de luz, o bien abrir la tapa por un par de horas y volverlo a cerrar.
No olvides darle la vuelta a tu mini ecosistema
Para que tus plantas crezcan de forma uniforme y tu jardín se desarrolle hermoso, recuerda girar el frasco con frecuencia para que reciba luz del sol en todos sus rincones.
Si sigues estos pasos, seguro tendrás un hermoso ecosistema dentro de una botella en poco tiempo. Recuerda que no debes regarlo, a menos que veas que es necesario, ya que se supone que él mismo se valdrá por sí solo.
¿Sabías que hay registros de ecosistemas como estos que han llegado a vivir más de 40 años? ¡Anímate a intentarlo!