Bioplásticos: trucos y producción, parecen ser la solución a la contaminación que estamos viviendo en estos últimos años. ¡El bioplástico podrías ser la solución para evitar la contaminación mundial!
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La contaminación por el excesivo uso del plástico en casi todas las culturas del mundo no es un secreto. A la fecha, la industria de los polímeros ha producido más de 8.000 millones de toneladas de plástico, de los cuales, 8.000 millones de kilos van a parar a los océanos cada año.
Las consecuencias que esto produce ya son conocidas, siendo los animales pertenecientes a la fauna marina los más afectados, quedando, en algunos casos, atrapados por estos residuos o en otros, ingiriéndolos involuntariamente; generando así que toda la cadena alimenticia, de la que también somos parte, se vea intoxicada por efecto de los microplásticos.
Conforme se van desarrollando cada vez más investigaciones sobre los efectos que acarrea usar demasiado plástico, tanto consumidores como fabricantes buscan nuevas alternativas que reemplacen su utilización y los bioplásticos han aparecido como una de las alternativas más llamativas.
La Historia de los Bioplásticos
Si revisamos la historia y viajamos hasta antes de la década de 1930, descubriremos que los primeros materiales bioplásticos utilizados industrialmente por el hombre eran de origen natural, ya que, para entonces, aún no se habían podido dominar los monómeros procedentes del refinado del petróleo.
La materia prima usada en ese entonces eran el caucho natural, la celulosa con la Parkesina, el Celuloide e incluso el Celofán a finales del siglo XIX y principios del XX, además por supuesto, de los componentes lácteos como la caseína que hicieron posible la fabricación de la Galatita en 1897.
Algunas décadas más tarde, en 1947, el primer bioplástico técnico que se introduciría en el mercado sería el Rilsan (o Poliamida 11), material que contaría con una gran aceptación que se mantiene hasta nuestros días gracias a las excelentes propiedades mecánicas y de resistencia química que posee.
A partir de los años 90, le sucedieron al Poliamida 11 los bioplásticos más populares en la actualidad como el PLA, los PHAs y los almidones plastificados, que se beneficiaron del rápido despegue en el sector de la química verde y la química blanca para el uso de biomasa (almidón, azúcares, celulosa, etc.).
Producción de los Bioplásticos
El mercado de los bioplásticos está en constante evolución, viéndose impulsado principalmente por los acelerados avances en la capacidad de producción de polímeros biodegradables y no biodegradables.
Con un poco más de 4,1 millones de toneladas de capacidad productiva en el 2016, los bioplásticos representan aproximadamente el 1,7% del mercado mundial del plástico. De ello, apenas un cuarto de esta cantidad lo comprende la producción de polímeros biodegradables.
Actualmente, la capacidad productiva mundial de polímeros está representada en sus dos terceras partes por dos de ellos: los PUR y PET, ambos de origen biológico, siendo sus principales áreas geográficas de producción Norteamérica, Asia y Europa.
Los diferentes tipos de bioplásticos poseen composiciones y propiedades únicas. Dentro de los más importantes podemos mencionar los siguientes:
- Sostenibles (BioPET, BioPE, BioPA, etc.)
- PLA
- PHAs
- Biopoliésteres
- Derivados de celulosa
- Bioelastómeros
- Compuestos a base de almidón
- Biocomposites
¿Estamos seguros de saber qué es realmente un bioplástico?
El bioplástico o plástico de origen biológico es el término con el cual se conoce al conjunto de plásticos hechos a base de plantas —de manera total o parcial— u otros materiales biológicos.
Pueden estar hechos de ácidos polilácticos (PLA, por sus siglas en inglés) presentes en plantas como el maíz y la caña de azúcar, o de polihidroxialcanoatos (PHA) producidos a partir de microorganismos. El primero se emplea generalmente para fabricar envases de alimentos y el segundo ha sido acogido por la industria de la medicina para la fabricación de dispositivos médicos, como suturas y parches cardiovasculares.
¿Cuál es el principal objetivo que buscan alcanzar los bioplásticos?
Simple, no ser contaminantes, ¿y eso cómo se logra?, siendo, entre otras cosas, biodegradables. Ahora, detengámonos en ese punto. Uno podría creer que los bioplásticos, por el hecho de no estar hechos a base de petróleo sino de componentes orgánicos, cumplen satisfactoriamente con ser biodegradables, pero no, no todos los bioplásticos cuentan con esta característica ya que , por ejemplo, el PA-11 (poliamida 11, bioplástico derivado de aceite vegetal) o el polietileno obtenido 100 % a partir de etanol de caña de azúcar si bien es cierto provienen de fuentes biológicas y la huella de carbono de su producción es considerablemente menor a la de los plásticos derivados del petróleo, no son biodegradables.
Un momento… Entonces, ¿no sería correcto afirmar que una de las principales características de los bioplásticos es que son biodegradables?
La controversia sobre los productos Biodegradables
Ojalá sí lo fuera. Si bien es cierto, la biodegradabilidad es una de las primeras características que se nos viene a la mente cuando escuchamos hablar sobre bioplásticos, esta no es una regla común para todos los materiales que se encuentran definidos por este término.
La biodegradabilidad de un polímero —bioplástico o no— es una propiedad que depende exclusivamente de su estructura química. Así lo define la Agencia Francesa del Medio Ambiente y de Control de la Energía (ADEME):
“Se dice que un material es biodegradable si puede descomponerse bajo la acción de microorganismos (bacterias, hongos, algas…). El resultado es la formación de agua, CO2 y/o metano, así como, posiblemente de subproductos (residuos, nueva biomasa) no tóxicos para el medio ambiente.”
Es básicamente esta capacidad para descomponerse, lo que diferencia a los polímeros biodegradables de los que no lo son.
Así, es importante identificar el origen de un material (biológico o no) y sus propiedades al final de su vida útil (biodegradable o no), ya que estos dos aspectos no están necesariamente relacionados de manera directa. Dicho esto, es posible que nos podamos encontrar con polímeros biodegradables que no son de origen biológico (como el PBAT o el PCL), y con su contraparte, bioplásticos que no son, en absoluto, biodegradables (como el PE y PET de origen biológico).
Bioplásticos, trucos y producción: Beneficios
Las ventajas de los bioplásticos se resumen en tres aspectos principales: su interés medioambiental, su tecnicidad y sus ventajas mercadológicas para el sector empresarial.
1. Ventajas medioambientales
La principal ventaja de utilizar bioplásticos es su capacidad para mejorar el impacto ambiental genera un producto durante todo su ciclo de vida útil, desde su fabricación, hasta su desecho.
De manera general, los bioplásticos contribuyen a disminuir el impacto ambiental de los productos de dos maneras puntuales:
El uso de recursos renovables para la fabricación de “plástico” permite una reducción en la explotación de recursos fósiles y en las emisiones de gases de efecto invernadero.
La capacidad para biodegradarse —de la mayoría de ellos— ofrece un valor agregado al final de la vida útil de los productos, permitiendo una disminución en el volumen de los desechos.
2. Ventajas técnicas
Las propiedades de los bioplásticos se consideran, en muchas ocasiones, considerablemente inferiores a las de los polímeros convencionales.
Claramente, se debe reconocer que hay deficiencias en algunos materiales que necesitan ser adaptados, ya sea durante su transformación o de cara a las propiedades de uso. Sin embargo, otros tienen exactamente las mismas capacidades, o incluso superan las de los materiales de origen petrolífero como, por ejemplo, la Poliamida-11, actualmente en el mercado, y el Polietileno furanoato (PEF) que hará su arribo el próximo año, teniendo propiedades únicas como ser 100 % de origen biológico, transparente y reciclable, además de contar con una temperatura de fusión inferior a 30º C, característica que permite un ahorro energético durante su transformación.
3. Ventajas mercadológicasL
os bioplásticos también presentan ventajas mercadológicas, ya que, con mucha frecuencia, proyectan una imagen positiva en el consumidor que cada vez es más consciente de la problemática medioambiental, por lo que, poder ofrecerles productos más amigables con el medio ambiente, es un aspecto muy demandado y altamente atractivo para la mayoría de los clientes actuales y potenciales.
¿Biodegradación o compostaje?
Tal vez alguna vez nos hemos topado con ambos términos y no hemos sabido diferenciarlos ya que generalmente, asumimos que se tratan, simplemente, de dos palabras sinónimas. Pues resulta que no.
Mientras que, por un lado, la biodegradabilidad es la propiedad que le permite a una sustancia que se pueda descomponer por procesos biológicos, es decir, por microorganismos vivos (bacterias y hongos); por el otro, el compostaje es básicamente un proceso de biodegradación controlado por el ser humano, que garantiza condiciones óptimas para que los microbios encargados de la descomposición de la materia, hagan su tarea mucho más rápido.
Para tener un poco más claro este panorama, de manera resumida, la siguiente lista presenta un conjunto de cinco similitudes y diferencias entre los productos biodegradables y compostables:
- En los dos casos, los microorganismos pueden descomponer el producto en agua, CO2 y biomasa
- Existe una serie de requisitos legales para productos compostables certificados, mientras que la biodegradación es un proceso natural libre de cláusulas legales.
- El compostaje es una biodegradación controlada por el hombre que busca acelerar el proceso de descomposición y aprovechar la biomasa resultante para uso agrícola.
- Es correcto decir que el compostaje siempre es una biodegradación, pero no toda biodegradación es un compostaje.
- Los productos certificados como “compostables” requieren las condiciones de una planta de compostaje industrial para pasar por su proceso de descomposición (por lo tanto, no pertenecen al compost casero).
Tips para hacer compost en casa
El compostaje doméstico, también conocido como Home Compost, puede realizarse, a diferencia del compostaje industrial, por una persona particular en condiciones medianamente controladas o carentes de ella.
La finalidad que persigue esta modalidad, es hacer compost en casa, y así poder reutilizarlo como abono para nuestro jardín o plantas de maceta según fuere el caso.
De esta manera, no solo estaremos ahorrando en abono, sino que además de ello, le daremos una segunda vida a aquella materia orgánica que muy probablemente iba a terminar en un vertedero de basura.
Hay muchas maneras para llevarlo a cabo: bajo tierra, sobre tierra, utilizando cajones e incluso ollas de tierra sin curar, es decir, cualquier envase poroso. Lo importante es que el compost siempre “respire”, pues los microorganismos necesitan del oxígeno para poder desarrollarse y reproducirse.
Para hacer el compost necesitaremos de 4 elementos básicos:
- Residuos frescos: que son prácticamente todos los que salen de la cocina, tales como cáscaras de verduras, frutas, restos de café o bolsitas de té, etc. No se recomienda poner productos de origen animal como carnes, huesos o lácteos, con la única excepción de la cáscara de huevo.
- Residuos secos: todo lo que provenga de una planta que ya esté deshidratado como hojas secas, pasto seco, e incluso, cartón y papel. Asimismo, agregar aserrín es una muy buena idea para este proyecto.
- Oxígeno: es vital para la descomposición de los residuos. Para ello, es necesario remover el compost para que se oxigene bien y los microorganismos puedan hacer bien su trabajo.
- Agua: La humedad es un factor sin el cual el compost no podrá ser generado, puesto a que es necesario para los microorganismos encargados de la descomposición.
Bioplásticos trucos y producción: Instrucciones:
1° Paso: colocar una base de residuos secos de 2 a 4 cm. para que absorba el exceso de humedad que pueda generarse.
2° Paso: Sobre esta base, agregar los residuos frescos. Es recomendable que estos estén triturados o cortados para que su descomposición sea más rápida.
3° Paso: Se mezclan estas dos primeras capas y se busca que haya la misma proporción de materiales frescos y secos. Para saber que las condiciones de humedad son buenas, se toma un puñado de la mezcla y se presiona con fuerza. Al presionar deberían caer algunas gotas de agua. De lo contrario, si la mezcla se siente seca en la mano es porque le falta agua. Por otro lado, si cae un chorro, es porque hay un exceso de humedad.
4° Paso: Una vez que contamos con el nivel adecuado de humedad y una mezcla equilibrada entre residuos frescos y secos, ponemos una última capa protectora de residuos secos, que para esta parte en especial, lo ideal sería usar papel periódico sin trozar. La función de esta tapa es la de retener la humedad y evitar que salgan olores que puedan atraer insectos no deseados.
5° Paso: Para terminar, colocamos la tapa de la olla o un cartón grueso y listo. Debemos ser cuidadosos de recordar mover mínimo una vez a la semana el contenido y, en aproximadamente 2 meses, ya tendremos compost listo para fertilizar a nuestras plantas.
Información de otras fuentes confiables: Bioplástico-Wikipedia
Reflexión:
Finalmente, recordemos que cada acción que llevemos a cabo en favor del cuidado de nuestro planeta, por más pequeña que pueda parecer, suma; empecemos por tomar conciencia nosotros mismos y difundamos lo poco que podamos saber compartiendo lo aprendido en publicaciones como esta que, después de todo, para eso es que fueron escritas por sus autores.