Júpiter y las verdaderas estrellas fallidas

Júpiter en varias ocasiones nos generó el conflicto del por qué no se puede considerar como una estrella de nuestra galaxia, si su tamaño en tan solo un poco más grande que la estrella más pequeña que tiene la principal secuencia de nuestra Vía Láctea.

Júpiter y las verdaderas estrellas fallidas

Aunque sean simples las respuestas sobre el asunto de Júpiter como estrella y un segundo Sol en la galaxia, estaremos desarrollando con un poco de más profundidad en ambos temas para que tengas información completa sobre este viejo dilema.

Por tal motivo, comenzaremos señalando cuál es esta pequeña estrella para seguir con una breve comparación entre el sol y Júpiter (que en realidad, son más parecidos de los que se puede imaginar) hasta comentar cuáles son las verdaderas estrellas fallidas de las que se tiene conocimiento.

¿Cuál es la estrella más pequeña de la Vía Láctea?

Tal y como estuvimos comentándolo más arriba, de la secuencia principal la estrella más pequeña es la enana roja EBLM J0555-57Ab que está a 600 años luz de distancia, el promedio de su radio se estima que es de 59,000 km y aunque hasta la fecha se conoce como la más pequeña de la galaxia, es un poco más grande que Saturno.

 Se sabe que es una estrella por el característico proceso de mantener la fusión de hidrógeno en el núcleo, generando de esta manera la fase de quemar hasta agotar el combustible.

Si bien es cierto que hay otros cuerpos celestes más grandes orbitando en nuestro sistema solar, así como el Sol, es de igual manera comprobado que Júpiter se trata de una bola gigante de hielo, con un radio de 69.911 km en promedio. Dato que conlleva a una de las preguntas más frecuentes ¿por qué Júpiter no es una estrella y sí un planeta?

Resulta que Júpiter no cuenta con la masa suficiente para llevar a cabo el proceso de fusión del hidrógeno en helio. Si lo comparamos, la masa de la EBLM J0555-57Ab tiene 85 veces la masa del planeta lo que resulta ligero, cuestión muy propia de las estrellas, aunque si fuera de menor tamaño, de igual manera no podría fusionar el  hidrógeno.

Las semejanzas entre nuestro Sol y Júpiter

Aunque ya les comentamos la razón que explica el por qué Júpiter no es una estrella, este gigante gaseoso sigue siendo un cuerpo complicado.

Tiene alrededor de 1,33 g por centímetro cúbico demostrando que su densidad es bastante baja, lo que sería un promedio de 2,5 veces la cantidad de masa de todos los demás planetas juntos.

En una comparación breve, la Tierra cuenta con cuatro veces más que la de Júpiter, específicamente con 5,51 g por centímetro cúbico.

Ahora, las semejanzas que se encuentran entre estos dos cuerpos de la Vía Láctea, se debe a que su composición es de niveles allegados, pues Júpiter cuenta con un aproximado del 73% de hidrógeno y 24% de helio, y el Sol tiene 71% de hidrógeno con un 27% de helio, además de que su densidad es de 1,41 g por centímetro cúbico.

Estos datos son uno de los causantes al popular cuestionamiento del por qué Júpiter no es una estrella, denominándolo en reiteradas ocasiones como una estrella fallida.

Sin embargo, a pesar de que sean ambos allegados en temas de composición, la manera en que se crea un planeta y una estrella no es nada parecida y sería también, otro indicador que responda a conflicto de Júpiter como estrella.

¿Cómo se forma la estrella o un cuerpo gaseoso?

En primer lugar, para diferenciar cómo es el nacimiento de una estrella a la de un planeta, comenzamos a explicar el punto principal sobre las estrellas.

Cuando una nube compuesta por materia interestelar, colapsa con su misma gravedad se da punto al nacimiento de una estrella repleta en nodo de materia denso. A medida que esta comienza a girar por el colapso de las nubes, más se integran otros cuerpos o materias que rodeen la acreción estelar.

En el momento en que la masa comienza a aumentar, la gravedad también lo hace, generando que el núcleo del cuerpo se comprima cada vez más y, por lo tanto, eleve los niveles de calentura hasta el punto en que se comprime en su máximo e inicia la fusión termonuclear.

Para cuando la estrella deja de absorber o acumular materia, deja residuo (gas y polvo) del disco de acreción que es lo que conforma o da comienzo en la formación de cuerpos gaseosos.

Un gigante gaseoso como Júpiter

Sumado a lo explicado anteriormente, una variedad considerable de astrónomos señalan que la creación estelar que incluye al tipo de este gigante gaseoso (que es Júpiter) comienza a raíz de trozos pequeños de roca helada y polvo que haya en el disco.

Por consiguiente, la estrella que orbita produce que los pedazos de materia choquen en sí a consecuencia de la electricidad estática. Con el paso del tiempo, los nuevos cuerpos formados alcanzan tamaños elevados, que por su gravedad, atrae más gas que circule del disco circundante.

Es de esa manera como Júpiter alcanzó el tamaño que mantiene hoy en día, pues de forma gradual obtuvo 0,001 veces la masa correspondiente al Sol y 318 veces la masa correspondiente a la Tierra. Para cuando consumió todo el material en su radar, la masa necesitada para la fusión del hidrógeno dejó de incrementar a cierta distancia relevante.

Por lo tanto, Júpiter nunca alcanzó el nivel de masividad para lograr ser una estrella. En otras palabras, dicho planeta mantiene similitud con el Sol por temas de composición (porque nació de una misma nube de gas molecular que dio la luz al Sol) más no porque sea una “estrella fallida”.

¿Cuáles son las verdaderas estrellas fallidas?

Ahora que está aclarado el por qué Júpiter no debe denominarse como una estrella fallida, pasamos a explicar cuáles son esos cuerpos.

Se trata de las enanas marrones que son las encargadas de ocupar el espacio entre las estrellas y los gigantes gaseosos. Estas enanas son lo suficientemente masivas para soportar la fusión que se crea en el núcleo de deuterio, más no de hidrógeno común. El deuterio se suele llamar “hidrógeno pesado” que al ser un isótopo cuenta con un neutrón y protón en el centro, en vez de solo tener un protón.

En suma, los niveles de temperatura y presión son bajos a comparación de los que tienen los cuerpos de fusiones por hidrógeno. A pesar de ello, esta fusión de deuterio está en el medio del camino del proceso de fusión por hidrógeno en las estrellas debido a la permanente acumulación de materias.

Sin embargo, varios de esos objetos no llegan al promedio de masa correspondiente, por lo que terminan conociéndose como enanas marrones.

Júpiter está en el límite de masa inferior al resultado del colapso de nubes, así que si este se hubiese ocasionado a raíz de este acontecimiento, sí podría llamarse como estrella fallida. Investigadores de la NASA en varias oportunidades señalaron que Júpiter sí tuvo un núcleo sólido al menos en una sola oportunidad.

Finalmente, hay motivos suficientes como para imaginar el por qué Júpiter si podría ser una estrella de nuestra galaxia al igual que las razones concretas para desmentir el rumor.

A pesar de que no lo es, todo el cuestionamiento conllevó a observaciones y estudios que permitieron la mejor comprensión sobre el universo y el cosmos, además de la misma formación de un gigante gaseoso como lo es dicho planeta.

Deja un comentario