Fútbol: ¿Alguna vez se puso a pensar por qué es que el llamado “Deporte Rey”, el indiscutible soberano, amo y señor absoluto de todas las portadas de los diarios, revistas y programas radiales o televisivos dedicados a la “difusión de los acontecimientos deportivos”, cuenta con está tan especial atención por parte de los medios?
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Basta con encender el televisor y ver la sección de deportes de cualquier noticiero para ver una completa cobertura de los principales eventos, ¿deportivos?, “futbolísticos” sería una palabra más acorde con la realidad si queremos describir el contenido de estos programas que, día a día, insisten en promocionar a las más grandes figuras del fútbol con sus mejores y más épicas jugadas producto de un extraordinario dominio del balón con las extremidades inferiores.
El marketing y el Fútbol
Pero vamos, ¿no podemos darle todo el crédito a la prensa del gran éxito que ha tenido el fútbol en nuestra sociedad, verdad? Si lo pensamos un poco, ellos publican aquello que más vende, aquello que les genere más ingresos y resulte más redituable para sus respectivos medios; es decir, como en cualquier otro aspecto, no solo en los deportes, aquello que cuente con el mayor número de seguidores y sea del interés de las grandes masas, o sea, para este caso en específico, ¡el fútbol!, el deporte que no distingue a sus seguidores por la clase social o económica de la que sean parte —el caso de deportes exclusivos de clases “de la alta” como el golf o la hípica— ya que para su práctica solo se requiere de un balón y un grupo de amigos dispuestos a correr detrás del mismo, con el único fin de insertarlo dentro del arco enemigo que, en el “fútbol de barrio”, fácilmente puede ser improvisado con un par de piedras lo suficientemente grandes como para ser visibles para los jugadores.
Esa es tal vez una de las razones, más no la única, por las cuales el fútbol ha sido y, hoy por hoy, es uno de los deportes con mayor popularidad a nivel mundial ya que, al poder ser practicado por casi cualquier persona, logra que estas se identifiquen tanto con el deporte en sí, como con sus principales y más famosas figuras a nivel local e internacional.
El deporte que mueve multitudes
Como mencionaba algunas líneas arriba, la popularidad del deporte que puede jactarse de movilizar verdaderas mareas de, no solo seguidores, sino hinchas propiamente dichos, no se debe únicamente a que puede ser practicado por “ricos” y “pobres” por igual, dado que además de ello, también involucra un espíritu de alta competitividad y por ende, rivalidad, para protagonistas y espectadores, que en muchas ocasiones termina echando por tierra el cada vez más desgastado adagio que reza: “Lo importante no es ganar, sino participar”; de ser así, ¿cuál sería el objeto de un torneo de cualquier disciplina , y en especial, del fútbol? Por crudo que esto pueda sonar para quienes se pintan de moralistas, esto es verdad, la dichosa frase muchas veces se dice de la boca para afuera, por “quedar bien”, incluso me atrevería a decir que cumple la única función de compadecer a quienes no alcanzan el éxito en una competencia. Preguntémosle si no, a los campeones de los Juegos Panamericanos de Lima 2019, pecaríamos de ingenuos si de verdad pensáramos que dirían que estaban compitiendo únicamente para tener la gracia y goce de “participar” en dichos Juegos.
El ambiente de competitividad la verdadera esencia y espíritu del fútbol tal y como hoy lo conocemos. Es el responsable de que, tanto los equipos, como sus hinchadas, anhelen el triunfo como fin último y único de cada partido. Es este el gran factor sin el cual, el fútbol sería incapaz de desbordar tanta pasión y júbilo que alcanza el clímax ante ese grito universal con que se celebra cada gol anotado por el equipo de nuestros amores.
El deporte rey en su máximo esplendor
Habiendo llegado a este punto, podría asegurar que estamos de acuerdo en que el fútbol es uno de los más populares deportes, sino el más popular, a nivel mundial, pero… ¿Cabría entonces alguna duda acerca de qué tan entretenido puede llegar a ser el “Deporte Rey”? ¿Podríamos acaso poner en tela de juicio la capacidad que tiene el fútbol para entretener tanto a jugadores, profesionales y aficionados, como a espectadores? ¿Qué tan descabellado podría resultar siquiera, proponer que el fútbol, en los últimos años, ha ido perdiendo el brillo del que siempre se ha jactado para poder mantener en vilo a sus seguidores antes, durante y después de cada partido, al punto de ser considerado cada vez más «aburrido»?
Ante esta última interrogante, cabe señalar que, como con todas las disciplinas, así como existen personas que son fieles seguidoras de un deporte que no solo lo admiran a distancia, sino que logran conectarse con él y lo practican con verdadera pasión, están quienes únicamente lo disfrutan y se contentan con contemplar a terceros practicarlo.
También está aquel significativo grupo de personas que simplemente nunca se sintieron atraídas por el fútbol en ninguno de sus dos aspectos, tal vez, porque no pudieron encontrar razón alguna para, por un lado, ir a lo largo de un campo corriendo detrás de una pelota, ni por el otro, para ver a otros hacerlo. Ciertamente, el último grupo resulta siendo minoría por un amplio margen en contraste con los apasionados hinchas del fútbol que, como bien lo ha demostrado en nuestro país la hinchada peruana —dicho sea de paso, la mejor y más entusiasta del mundo según la FIFA en el último campeonato mundial de este deporte— es capaz de sortear barreras geográficas y de aflojar sus bolsillos con el único fin de alentar de manera presencial a su selección, «la blanquirroja«.
Actualmente, ¿el fútbol se ha vuelto aburrido?
Al cierre del presente artículo hay constancia de la existencia de estudios que precisamente buscan comprobar si el fútbol ha ido tornándose «más o menos entretenido» para los más optimistas, o “más o menos aburrido” para quienes se muestran más escépticos. Uno de ellos señala que los partidos de fútbol cada vez se van haciendo más predecibles y, por ende y según la lógica de ese informe, “más aburridos”. —Son las diferencias en cuanto a la situación financiera y poderío económico de los clubes con sus rivales, las que determinan a favor de qué equipo se inclinará el marcador al final del partido— señala el estudio, indicando de esta manera, que un equipo mejor posicionado económicamente tiene mayores posibilidades de ganar debido a que puede reclutar a mejores jugadores, entrenadores y equipo técnico en general.
Todo ello es cierto, pero al parecer, los grandes clubes de fútbol y sus respectivas hinchadas, no se han enterado de la existencia del citado informe, o, de conocerlo, no creen que el hecho de que una fórmula que puede dotar estadísticas acerca del posible resultado de un partido de fútbol, le resta emoción al desarrollo del mismo. Después de todo no es una fórmula 100% efectiva ya que, como sabemos, en el fútbol nada está dicho, todo puede pasar, existe una infinidad de variables de las cuales depende el resultado final de un partido y que resultaría casi imposible poder congregar todas ellos en una sola fórmula.
Así, el escenario actual solo sugiere que cada vez más, la enorme maquinaria de la industria del fútbol —que, de ser un país, sería la 17a economía del mundo— sigue engrosando sus filas con un mayor número de hinchas y cada vez más ceros en las descomunales cifras en la valorización de sus principales estrellas. ¿Que si esto es justo para los demás deportistas?, eso ya es materia de otro debate.