El alma es un ente abstracto considerado como la parte “no material” del ser humano, siendo el cuerpo la parte “material”. Por eso cuantificar la edad de las almas, no es tarea sencilla.
Además, se cree que es la parte que tiene las capacidades de sentir y de pensar.
Para algunas culturas, el alma, es la parte espiritual e inmortal, que se separa del cuerpo, luego que este muere.
El origen etimológico del vocablo alma deviene del latín “anima”. Es por ello, que en muchos lugares, al alma se le llama también “ánima”.
El alma es esa parte del cuerpo, que nos permite tener pensamientos y sentimientos, que dan vida al individuo y lo define.
La Biblia, al hablar del alma, lo toma como sinónimo de espíritu, describiendo una de las cuatro etapas de la existencia eterna de una persona. La define como una persona en la vida preterrenal, “vida antes de nacer”.
Una de las acepciones del alma, más usada, es la del sabio filósofo Aristóteles, quien dijo:
“El alma es aquello por lo que vivimos, sentimos y pensamos”
Aristóteles
¿Todos tenemos alma?
Para muchas tradiciones, creencias y tendencias, tanto religiosas como filosóficas, el alma es algo que poseen todos los seres vivos.
Como ya mencionamos anteriormente, su origen etimológico proviene del latín anima, y este término se usaba para distinguir la cualidad de movimiento que tenían los seres vivos.
De acuerdo con esto, todos los seres que poseen movimiento, tienen vida y alma.
Es decir, plantas, animales, astros, planetas, elementos naturales, todos están dotados y la edad de las almas, los convierten a algunos en mortales y a otros no.
El concepto de alma ha pasado por diversas acepciones. Al punto de llegar a toparse con la dualidad del movimiento filosófico y de la gnosis, al análisis existencialista de un todo, que presenta dos aspectos concretos:
- Material
- Inmaterial
Para el cristianismo, el hombre se divide en tres partes:
- El cuerpo: refiriéndose a la parte física
- El alma: incluye todo lo emocional
- El espíritu: como indica su nombre, toda la parte espiritual
Asimismo, considera que el alma es uno de los aspectos que agrupa sentimientos, emociones, pensamientos, libre albedrío, conciencia, y lo impulsa a actividades que van más allá de lo material.
En ocasiones, también se utiliza la palabra alma, para referirse a todo ser humano, haciendo referencia a cantidad de personas.
Es así como empleamos expresiones “no cabía ni un alma más”, para referirnos a una gran aglomeración de personas.
Edad de las almas
Pese a que el alma es algo intangible, algo que nadie, hasta ahora, ha sido capaz de ver, medir, o pesar, no podemos negar, que el alma como tal, es algo en lo que muchos creen, aunque no puedan tocarla.
Asimismo, ocurre con la edad de las almas. No podemos saber cuántos años tiene, pero, podemos ubicarla, por sus características, en una de las siete edades que posee el alma.
Pero, para ello debemos hablar de la reencarnación. ¿Por qué? Porque es un principio que está estrechamente ligado a la edad de las almas.
El alma sigue existiendo aún después de muerto el cuerpo. Por lo tanto, su existencia está en el presente, pasado y futuro, pasando de una vida a otra.
La reencarnación y la edad de las almas
La reencarnación se refiere al paso que hace el alma de una persona, llamada también esencia, conciencia, energía, a un nuevo cuerpo, una vez que el que habita muere.
Se cree que la reencarnación ocurrirá de forma eterna o hasta lograr la inmortalidad, y es aquí donde podemos ubicar las edades de las almas.
Algo importante de considerar, es que la edad del alma tiene poco o nada que ver con la edad cronológica de la parte física (cuerpo).
Es por ello que podemos ver a una persona joven con un alma vieja o viceversa. ¿No te ha pasado que te has topado con un niño que tiene una sabiduría, que no es propia de su edad?
Teoría de la edad de las almas
La teoría de la edad de las almas, parte del principio de suponer que el alma se traza unos objetivos, antes de reencarnar.
Estos pueden ser en base de la vida que haya tenido, que tantos logros tuvo, que tanto cumplió sus cometidos o no, para así avanzar a otra etapa o repetir en la que está.
De igual forma, considera que esto no es un proceso infinito, sino que busca llegar a lo que se toma como la última edad del alma: la inmortalidad.
Ahora bien, hablemos de la edad de las almas
Como ya dijimos, el alma va pasando de una etapa o edad a la otra, de acuerdo a como vaya cumpliendo sus objetivos. Al lograr la última edad, el alma ha pasado por todas las etapas, y ha conseguido la inmortalidad.
Estas edades son:
Alma recién nacida
Como nos indica su nombre, es la que está llegando al mundo. Lo que hace que su principal objetivo o misión sea aprender a sobrevivir.
Son personas un tanto primitivas y miedosas. No existe ningún interés particular en aspectos como la ética o la moral, van más bien por el gusto, por el placer y evadir el dolor.
Por estas características, es considerada como un alma mundana, simple, que busca la satisfacción del momento presente, sin una preocupación que vaya más allá.
El alma recién nacida, se muestra muy unida y conectada a la naturaleza.
Alma bebé
El alma bebé tiene un comportamiento más sofisticado y menos temeroso. Se les considera seguidores “cómodos y ciegos” de la autoridad, por lo que no cuestionan casi nada.
Buscan tener una buena vida, siguiendo y respetando los valores tradicionales, sin ninguna inquietud de tipo existencial o espiritual.
Alma joven
¿Te preguntas la edad de tu alma? Probablemente, seas un “alma joven”. Donde tus rasgos más resaltantes son la independencia, la competitividad, la aventura, el sentido práctico. Características propias de las personas jóvenes.
Las almas jóvenes buscan tener experiencias, ser productivas, lograr reconocimientos y riquezas. Les importa su cuerpo físico y le temen a la muerte.
En esta etapa comienza el despertar espiritual y la preocupación por la ética y la moral, pero no como motivación principal de vida.
Alma madura
En esta etapa comienza el surgimiento de emociones como la compasión y la solidaridad. Así como el reconocimiento de sí mismos y de los demás como seres espirituales, que están en la búsqueda de respuestas existenciales.
El alma madura se preocupa por tener una vida auténtica y plena, valora su existir y estrecha lazos con sus semejantes y con la naturaleza.
Alma vieja
¡Cinco de siete! El alma vieja ya ha avanzado y pasado por varias reencarnaciones. Ha acumulado experiencias y conocimientos.
Comprende mejor los mensajes del universo y percibe más claramente la vida. Confía en sus instintos, y puede llegar a convertirse en un gran guía espiritual.
Su satisfacción y paz interior son su motor, procuran no engancharse ni hacer cosas que no desean hacer. Esto hace que, en ocasiones, puedan parecer seres solitarios, extraños, rebeldes, que no encajan con el resto.
Alma trascendente
En esta etapa, ya el alma está más cerca de su última edad.
Para el alma trascendente, su objetivo es seguir como guía en la búsqueda del ser humano, del amor y la unidad. Su trascendencia en el mundo es para aportar luz para el resto.
Edad infinita del alma
La última de las siete etapas del alma es la que se conoce como la “edad infinita del alma”. Es la última encarnación física del alma, antes de unirse por completo con el principio máximo que impregna todo el universo.
Su existencia en el plano terrenal, suele ser muy corta, pero, plena en amor.
Se cree que Jesús o Buda, fueron “almas en edad infinita”, ya que la misión de su existencia fue ayudar y guiar a los otros.
¿Sabías de estas edades del alma? Cuéntanos, ¿en cuál etapa te encuentras?
Síguenos para más contenido, y recuerda, ¡comparte en tus redes sociales!